Posted on agosto 21, 2025 in 2025 September, Estilo de Vida y Bienestar

Niños, pantallas y el rompecabezas de la obesidad

En la última década, el tiempo dedicado a teléfonos y tabletas ha aumentado exponencialmente en todo el mundo.

Se ha informado que la generación Z (de 13 a 28 años) es el grupo con el mayor tiempo frente a la pantalla, con un promedio de aproximadamente 6 horas y 30 minutos por día. La generación Alfa (de 0 a 12 años), a menudo llamada “niños iPad”, es la generación más conocedora de tecnología, con el 39% de los niños pequeños y preadolescentes pasando un promedio de 3 horas al día frente a las pantallas. Estos altos niveles de tiempo frente a las pantallas han contribuido a la continua batalla contra la obesidad infantil reduciendo la actividad física, alentando el consumo de alimentos ricos en calorías y bajos en nutrientes y causando privación del sueño. Cada uno de estos factores puede afectar negativamente la salud del niño, su rendimiento escolar, su concentración y su capacidad para socializar.

Falta de actividad física y obesidad

Durante el último cuarto de siglo, la tasa de obesidad infantil en Estados Unidos se ha triplicado, siendo la falta de ejercicio físico una de las principales causas. Cuando los niños son menos activos, tienen más probabilidades de aumentar de peso, aunque la genética, las hormonas y otros factores también pueden influir. El tiempo excesivo frente a una pantalla generalmente implica estar sentado o acostado durante períodos prolongados, lo que reduce la tasa metabólica del cuerpo. Con el tiempo, este comportamiento sedentario puede provocar aumento de peso, hipertensión y problemas de salud mental como ansiedad y depresión.

El aumento de la publicidad dirigida de comida ha hecho que sea más fácil para las compañías comercializar sus productos a los niños en lugar de a los adultos. Los niños pequeños tienen dificultades para distinguir entre programación y publicidad, lo que los hace más susceptibles a la persuasión. Una vez que un anuncio influye en un niño, este puede pedir el producto a sus padres, quienes a menudo acceden. Los estudios muestran que tres de cada cuatro anuncios de comida dirigidos a los niños promueven opciones no saludables altas en azúcar y grasas. Este tipo de publicidad ha provocado un aumento del consumo de comida chatarra. Además, el uso generalizado de las redes sociales y de los filtros para mejorar la imagen ha provocado que muchos adolescentes tengan problemas con la imagen corporal. En un intento por controlar su peso, algunos tienen comportamientos alimentarios nocivos que potencialmente pueden llevar a la obesidad. Con el tiempo, estos hábitos poco saludables pueden resultar en diabetes, problemas cardíacos, autoestima baja, acoso y depresión.

Sin una regulación adecuada del tiempo frente a la pantalla, los niños pueden sufrir privación del sueño, otro factor importante de la obesidad. Muchos niños desarrollan una adicción a la tecnología, lo que les dificulta manejar su tiempo de forma efectiva. La falta de sueño puede alterar el equilibrio hormonal e interferir en la capacidad del cuerpo para regular el apetito. Estos desequilibrios pueden aumentar el hambre, provocando una ingesta excesiva de calorías y el aumento de peso. Además, los malos patrones de sueño pueden afectar la concentración, el estado de ánimo y el desarrollo cognitivo general, lo que dificulta que los niños tengan un buen desempeño en la escuela y mantengan conexiones sociales.

Los estudios muestran que tres de cada cuatro anuncios de comida dirigidos a los niños promueven opciones no saludables altas en azúcar y grasas.

Reduzca el tiempo frente a la pantalla

Los expertos recomiendan limitar el tiempo frente a la pantalla de los niños a un máximo de dos horas por día. Los padres y cuidadores deben alentar a los niños a participar en actividades físicas, como deportes y programas de ejercicio, para mantener una tasa metabólica saludable. Incorporar alimentos nutritivos, incluyendo más frutas y vegetales, en las comidas diarias también puede prevenir la obesidad y promover el bienestar a largo plazo. Las comidas familiares sin pantallas pueden fomentar hábitos alimentarios conscientes y desalentar un estilo de vida sedentario. Además, establecer y monitorear un horario de sueño constante ayudará a los niños a regular el tiempo que pasan frente a la pantalla, garantizando así un descanso adecuado cada noche.

La guía parental desempeña un papel crucial en la formación de la relación del niño con la tecnología y su salud general. Los padres que establecen límites claros para el tiempo que sus hijos pasan frente a la pantalla y participan activamente en las actividades de sus hijos ayudan a crear un estilo de vida equilibrado. Mostrando hábitos saludables, como limitar el uso de sus propios dispositivos, alentar el juego al aire libre y preparar comidas nutritivas, los padres pueden influir positivamente en el bienestar de sus hijos. Las conversaciones educativas sobre el consumo digital, la alfabetización mediática y los efectos del tiempo excesivo frente a las pantallas también pueden empoderar a los niños para que tomen decisiones más saludables por sí mismos. Establecer un entorno de apoyo donde los niños se sientan motivados a adoptar comportamientos activos y conscientes reducirá la probabilidad de complicaciones de salud a largo plazo asociadas con la exposición prolongada a las pantallas.